La
 comunicación oral se produce por el canal auditivo y es la forma de 
expresión más común del ser humano, sin embargo la comunicación escrita 
se realiza a través del canal visual, y transmite mediante la lectura 
una información más precisa que la que se produce oralmente.
En
 una cadena hablada el receptor percibe los sonidos en palabras y 
oraciones, en muchas ocasiones sabe cuándo empieza la conversación pero 
no cuándo termina. En cambio en un texto escrito el receptor percibe el 
texto en su totalidad y esto le permite calcular el tiempo de su 
lectura.
En
 la comunicación oral la conversación es espontánea, el emisor no tiene 
tiempo para pensar lo que está diciendo, y una vez dicha no puede 
borrarla, ya que elabora y emite el mensaje de forma simultánea.  
En
 la comunicación escrita, el emisor tiene tiempo de sobra para meditar 
sobre lo que está escribiendo, puede corregir o rectificar, leer, borrar
 y volver a escribir antes de que el mensaje llegue al receptor. A su 
vez, el receptor puede elegir los tiempos que se tomará para leer el 
texto, puede volver a él cuantas veces quiera y puede ratificar o 
rectificar la comprensión del mismo.
La
 comunicación escrita es duradera, ya que las letras se inscriben en 
soportes materiales que permanecen en el tiempo. La comunicación oral es
 efímera, no sólo porque el sonido es perceptible en forma momentánea y 
luego desaparece, sino también porque la memoria de los receptores y aun
 de los emisores es incapaz de recordar todo lo hablado.
La
 comunicación verbal se apoya en gran número de códigos verbales como la
 entonación de la voz, los gestos, los movimientos corporales, la 
vestimenta, etcétera, mientras que las comunicaciones escritas no los 
utilizan y deben desarrollar recursos lingüísticos para trasmitir estos 
significados.
Finalmente,
 la comunicación oral está acompañada por los contextos extraverbales 
necesarios para su comprensión: la situación comunicativa, las 
características del emisor y del receptor, el momento y el lugar en que 
se produce, etc., las cuales no necesitan ser explicitadas.
En
 cambio, los textos escritos suelen ser autónomos de los contextos 
específicos en que se encuentra el autor en el momento de escribirlos y 
el lector en el momento de leerlos. Si es necesario para la comprensión 
textual, los autores de textos escritos deben crear verbalmente los 
contextos para que el lector pueda ubicarse.
Mientras
 que en la comunicación oral reconocemos rasgos del hablante por su uso 
de la lengua, de dónde es, a qué grupo social pertenece, el nivel 
cultural…En la comunicación escrita hay una tendencia a eliminar las 
variantes lingüísticas regionales y los registros familiar y coloquial, y
 a utilizar el registro estándar de la lengua.  
En
 resumen podemos establecer que el lenguaje oral tiene un uso más 
coloquial del lenguaje, cargado de connotaciones regionales, sociales 
etc en oposición al escrito, usado en un contexto más formal y para 
temas específicos.
En
 las producciones escritas el nivel de coherencia es mayor, se organiza 
la información distinguiendo el tema principal de los secundarios, se 
evitan las repeticiones y las incongruencias, además responden a ciertas
 estructuras según las intenciones del autor.
Por
 lo contrario cuando hablamos se producen cambios de temas, pausas, 
repeticiones, incoherencias…En los textos orales, los elementos 
supra-segmentales adquieren un papel relevante, elementos tales como la 
entonación, el acento, el ritmo, los gestos, la visión aportan 
información a la conversación.Algunos elementos gramaticales, como los 
pronombres, refieren directamente a un objeto extralingüístico (en una 
charla, pueden utilizarse palabras o expresiones tales como “aquí”, ”lo 
vi salir”, “ahora te traigo el libro”, sin haber mencionado previamente 
el lugar, el nombre de la persona o el momento).
En
 los textos escritos la conexión siempre está dada por elementos 
gráficos (signos de puntuación) y gramaticales, conectores lógicos y 
semánticos, pronominalizaciones, sinónimos, etc. Estos elementos 
lingüísticos siempre están referidos a palabras ya mencionadas en el 
mismo texto.
Si tenemos en cuenta el léxico, las siguientes diferencias pueden ser mencionadas:
El lenguaje oral permite el uso de:
- palabras hiperónimas con función de comodines (palabras como “cosa”, “désto”, “ecir” son utilizadas para reemplazar nombres de cosas, ideas, personas, lugares o cuestiones generales que aparecen en la conversación) y por lo tanto, es infrecuente el uso de vocablos con significados específicos;
- tics lingüísticos y muletillas (“o sea”, “bueno”, “¿si?”) con función de enlaces, aunque no concuerden con la conexión lógica;
- onomatopeyas, frases hechas y refranes;
- la repetición léxica.El lenguaje escrito presenta mayor densidad léxica y conceptual, y se caracteriza por:
- eliminar elementos lingüísticos que no tengan un contenido semántico específico (muletillas);
- eliminar repeticiones léxicas mediante el uso de sinónimos;
- utilizar los vocablos en su acepción semántica más formal y precisa.
El lenguaje oral permite el uso de:
- palabras hiperónimas con función de comodines (palabras como “cosa”, “désto”, “ecir” son utilizadas para reemplazar nombres de cosas, ideas, personas, lugares o cuestiones generales que aparecen en la conversación) y por lo tanto, es infrecuente el uso de vocablos con significados específicos;
- tics lingüísticos y muletillas (“o sea”, “bueno”, “¿si?”) con función de enlaces, aunque no concuerden con la conexión lógica;
- onomatopeyas, frases hechas y refranes;
- la repetición léxica.El lenguaje escrito presenta mayor densidad léxica y conceptual, y se caracteriza por:
- eliminar elementos lingüísticos que no tengan un contenido semántico específico (muletillas);
- eliminar repeticiones léxicas mediante el uso de sinónimos;
- utilizar los vocablos en su acepción semántica más formal y precisa.